sábado, 19 de febrero de 2011

Cultura y pensamiento en el Próximo Oriente antiguo

La cultura occidental actual es una cultura que sin la palabra, sin la palabra escrita no podría existir, y es en Oriente Próximo, en aquellos páramos inhóspitos para muchos, acogedores para otros, donde nació la escritura y el método de almacenar pensamiento.

En el Próximo Oriente es donde se genera, por primera vez, un material intelectual que se podría llamar de reflexión, una cierta lógica de respuesta para todo tipo de problemas, desde simples problemas administrativos hasta preguntas filosóficas sobre el más allá.
Debido, en parte, a la “literatura orientalista” creada alrededor del redescubrimiento de Oriente en la segunda mitad del siglo XIX y primera del XX, la gente se ha creado un imaginario en el cual ve a Oriente Próximo como un ente cultural uniforme, y no hay nada más lejos de la realidad.

Teniendo en cuenta que está región tiene millones de kilómetros cuadrados y que se estudia un periodo de más de 4000 años, difícilmente se puede dar una cierta uniformidad. Si además se añade que se dan unas condiciones geográficas tan dispares como la humedad boscosa del norte de Anatolia o los desiertos impracticables de la Península Arábiga, la uniformidad es impensable.




En cuanto al orden cronológico, el comienzo de esta aventura cultural se sitúa en torno al año 3.500 a.C. en lo que se conoce como Uruk, al sur del actual Iraq, mientras que el fianl se situa con la derrota en Qadisiya del imperio sasánida de Yazdegird III a manos de los árabes del segundo califa, Omar, en el año 636 d.C.


Gracias a la investigación de la francesa Denise Schmandt-Besserat se ha descubierto que las primeras tablillas de escritura no son más que la evolución de unas fichas, de unos dos centímetros, usadas desde el neolítico en todo Oriente Próximo para los intercambios comerciales. Estas fichas habrían evolucionado, con la aparición de la cultura urbana, hacia lo que se conoce como “bullae”, unas esferas huecas usadas a modo de sobre, también para comerciar. Las primeras tablillas con escritura, las de Uruk, muestran una forma claramente evolutiva desde estos “bullae”.

Por lo tanto, a mediados del cuarto milenio aparecería la escritura en la región de Uruk. Estas primeras tablillas descubrieron una escritura de las ideas más que de las palabras. Fue comienzos del tercer milenio donde va a aparecer el fonetismo, junto con el perfeccionamiento de la escritura cuneiforme, término acuñado en el siglo XVII, con el sumerio y sobre todo con el acadio. En la segunda mitad del tercer milenio el proceso de maduración de esta escritura estará completo. Se presenta una escritura compuesta de unos signos con forma de cuña vertical, horizontal u oblicua, escritos de izquierda a derecha sobre tablillas cuadradas o rectangulares de arcilla con un cálamo de caña o metal. Poco a poco muchas otras lenguas, como el eblaíta, el hitita o el hurrita adoptarían esta escritura.

La escritura cuneiforme va a desaparecer progresivamente con la aparición del alfabeto y con él de la escritura cursiva. A pesar de que existieron alfabetos cuneiformes como el de Ugarit de 30 signos, a finales del segundo milenio va a aparecer un alfabeto lineal, el fenicio, que se convertirá en la nueva forma de escritura con el tiempo. Lenguas como el arameo o el hebreo lo adoptarán.

La sumeria es la lengua más antigua conocida, lengua monosilábica que fue dominante en Mesopotamia hasta la llegada del acadio, momento en el cual quedaría relegada a ámbitos cultos. El acadio fue una de las lenguas más importantes de la Antigüedad en Oriente Próximo. Sus raíces son triliterales y con él, el fonetismo maduró del todo. Convirtió el sistema de escritura en silábico y fue dominante durante el segundo milenio y gran parte del primero gracias a sus dialectos, el asirio y el babilonio. Convivió con muchas otras lenguas, como el eblaíta o el hurrita, pero siempre se uso como lengua franca, para todo tipo de transacciones “internacionales”. El relevo del acadio lo cogerá el arameo como lengua franca de la región hasta la llegada del latín y las lenguas parto-sasánidas. Mientras tanto, en la zona iraní, primero dominan el persa antiguo del Imperio Aqueménida y más tarde el persa medio de los partos y los sasánidas.

La cultura y el pensamiento en el Próximo Oriente durante la Antigüedad van de la mano de los letrados. Eran considerados como los creadores de la sabiduría, y había un gran respeto por su profesión, por el saber, cosa que hoy en día, lamentablemente, se ha perdido. Para ser letrado había que pasar por un duro proceso de formación, supuestamente caro, por lo que durante mucho tiempo se pensó que ser miembro de una familia notable y rica era una característica necesaria para ejercer la profesión. Sin embargo, hoy se piensa de forma diferente. Se sabe que existieron letrados de familias humildes, así como que la mayoría de los grandes señores eran analfabetos. Pero sobre todo se sabe que existieron auténticos clanes familiares dedicados durante generaciones al oficio del saber.

Probablemente, la mayoría de la enseñanza fue privada, llevada a cabo por maestros letrados en el patio de sus casas. Los estudiantes aprendían a prepararse ellos mismos las tablillas de arcilla y los cálamos, y luego más adelante aprendían el arte de la escritura, primero copiando y luego con dictados. La enseñanza también incluía saberes matemáticos, indispensables para los trabajos en la administración. Terminada la formación, los jóvenes letrados podían empezar a trabajar en templos, en la administración estatal o al servicio de particulares, o bien podían realizar unos estudios de especialización con importantes maestros o en excelentes escuelas como la de Nippur, Babilonia o Nínive. Poco a poco los letrados se fueron adentrando en todas las ramas del saber y de la sociedad, hasta que llegaron a desempeñar cargos tan diversos como heraldo de palacio e incluso espías tras las líneas enemigas.


Esa labor de pensamiento y reflexión necesitó de lugares aptos para ejercerla, y estos fueron los templos, las bibliotecas y archivos de palacio y las casas particulares de los letrados. En los archivos y bibliotecas de palacios y templos las tablillas se colocaban en baldas de madera apoyadas en la pared o en nichos abiertos en la pared, cestos y tinajas. Se ordenaban por temas y, además, el uso de catálogos estaba muy difundido. Archivos famosos son los de Ebla o Nínive. Las propias casas de los letrados eran con frecuencia auténticos archivos.


Dentro de todos esos saberes, pensamientos y reflexiones, la religión ocupa un punto importante. La idea de religión es una de las grandes aportaciones del Oriente Próximo antiguo, y es sorprendente ver el gran número de parecidos que se pueden encontrar en la Biblia. Los sabios religiosos mesopotámicos fueron los primeros en responder a las preguntas sobre el origen del hombre y el más allá. Lo original del sistema religioso del Oriente Próximo, dejando a un lado las religiones iranias como el zoroastrismo, es que no se apoya en un libro sagrado ni en ningún profeta, sino que es el resultado de una evolución. Empezaron siendo sistemas religiosos naturalistas, donde se divinizaban las fuerzas de la naturaleza, para transformarse en un politeísmo antropomorfo, con una jerarquía piramidal parecida a la de las monarquías. La religión era algo social, llena de admiración y también de temor, pero nunca se convirtió en algo íntimo. La muerte, como siempre, fue la gran desconocida. A pesar de haber realizado numerosos esfuerzos para conocer lo que ocurría, la sociedad del Oriente Próximo aprendió a vivir con las limitaciones de la vida, desarrollando en ciertas ocasiones un acusado pesimismo. La zona del Irán revolucionó los sistemas religiosos con el zoroastrismo, una religión en la que ya existía un profeta, Zaratustra, y un libro sagrado, el Avesta, además de ser monoteísta con un fuerte dualismo entre el bien y el mal.

Es aquí donde se inicia, también, la filosofía. Los letrados comenzaron a intentar responder a las preguntas sobre la vida y la muerta, el bien y el mal, los dioses o la situación del individuo en el mundo. Quizá se puede decir que se desarrollo una línea de pensamiento cargada de pesimismo y de cierto agnosticismo ante estas preguntas. Se crearon obras como Diálogo del amo y el siervo, una obra que se puede interpretar como un posicionamiento del hombre frente a la vida, un posicionamiento pesimista y cargado de ironía.

Otro campo del saber iniciado por estas civilizaciones fue el literario. La literatura del Próximo Oriente antiguo es la más original de cuantas se conocen por no tener antecedentes. Es una literatura probablemente creada para ser leída en voz alta y acompañada de música. Entre los variados estilos adoptados, el más importante fue la épica. La épica que se desarrolló en estas culturas ha dejado obras tan grandiosas como La Epopeya de Gilgamesh La Epopeya de Ninurta. También destacaron las fábulas, los debates dialogados entre dos personas o los himnos religiosos. Entre la literatura iraní, destacan los libros de consejos y pequeñas obras sobre episodios históricos del pueblo iraní.

La historiografía no fue una excepción. Los escribas y letrados sumerios ya producían textos para inmortalizar los sucesos ocurridos en su región, como inscripciones fundacionales o listas reales. Aunque en este campo, lo más destacable es la creación de dos escuelas, la de anales asiria y la de cronistas de Babilonia. La “Escuela de Anales” asiria introdujo unas formas mucho más narrativas, creando amplios documentos militares y políticos de diversos reinados, como el de Assurbanipal. A la “Escuela de Cronistas” de Babilonia se le atribuye un carácter más objetivo, y perduró hasta época seleúcida, conservando crónicas de gobernantes como Seleuco I.

Las investigaciones en el ámbito musical demuestran que los sistemas de notación orientales son anteriores a los griegos y que los letrados consiguieron dividir la octava en distintos grados y desarrollar un sistema para poder leer una melodía. La música en estas culturas formaba parte de la vida cotidiana. Se cantaba y tocaba en templos y palacios, así como en fiestas, en el trabajo e incluso en la guerra, mediante instrumentos como el arpa y la lira, tambores, cuernos instrumentos antecesores de la guitarra como laúdes, etc.

Los estados antiguos del Próximo Oriente desarrollaron un sistema jurídico muy avanzado. Los poderes dictaban leyes escritas públicas e iguales para todos, usaban principios como el actual de que la ignorancia de la ley no excusa su cumplimiento, el de universalidad y publicidad o el de la aplicación a cargo de los jueces, de cuya incorruptibilidad se hacía cargo el gobernante aplicando sanciones durísimas. Los letrados tuvieron en este ámbito un papel fundamental ya que, además de ocupar los puestos de jueces, se encargaban de redactar códigos como el de Hammurabi o el de Urnamu.

En el campo de las ciencias tampoco se quedaron atrás. Las ciencias naturales comenzaron con listados sumerios, repertorios lexicográficos de ordenación sistemática del conocimiento de zoología, botánica o geografía. En Ugarit se crearon tratados de aplicación técnica de la ciencia, como tratados de veterinaria. La medicina generó un pensamiento positivo basado en la lógica. Nacía así la sintomatología basada en el examen y la descripción así como el tratamiento medicamentoso acorde a esa sintomatología. Se conocen los nombres de médicos muy famosos, como el asirio Urad-Nana, residente en Nínive en época de Asarhaddon. En matemáticas el pensamiento estaba realmente avanzado, con un sistema de cálculo superior al griego, de hecho Ptolomeo lo usó en sus propios cálculos. En Uruk y Susa ya existía un sistema sexagesimal y otro decimal, aunque el dominante en toda esta época antigua oriental fue el sexagesimal. La numeración era posicional y la notación cuneiforme. Como ya se apuntó, en la formación básica de los letrados estaba incluida la formación matemática, con tablas de multiplicar, de recíprocos, de potencias y de raíces. El álgebra también era conocido por los sabios orientales, como demuestran documentos en los que aparecían ecuaciones de primer y segundo grado. La astronomía fue un saber muy desarrollado y muy unido al matemático. Se han descubierto tablillas de pura astronomía con observaciones de eclipses, movimientos planetarios, caídas de meteoritos y visionado de cometas. Los asirios y mesopotámicos configuraron un calendario lunar de doce meses, así como las constelaciones y el zodiaco.

Es necesario colocar el pensamiento y la cultura del Próximo Oriente en el lugar que le corresponde, como primer e importantísimo antecedente de la cultura actual, liberándose de la venda que históricamente ha tapado estas culturas, dejándolas en un plano muy inferior a la tradición bíblica y griega.

Se han usado las siguientes fuentes: Genio de Oriente, de Joaquín Córdoba y La Antiguedad: Egipto y Oriente Medio, de VV.AA.

Albarrán

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