sábado, 19 de febrero de 2011

Cuando se premia la incultura

"En nuestros días, quienes tienen ambición por instruirse resultan una carga
para la gente, y los ignorantes no deben imputarse a la debilidad humana, sino
a la calidad de las disciplinas, de lo que quizás responsabilizan a esos sabios
a los que descubren, sorprendidos, desvincularse de todo como sobre un
monte elevado. De este modo, los unos rechazando la palma que les ha valido
su ciencia, los otros temiendo una molesta celebridad, todos han renunciado a
tan noble tarea."
Este fragmento pertenece a una carta que envió Loup de Ferrières a Eginardo en el año 830, en el gobierno del emperador Luis el Piadoso, hijo de Carlomagno. Lo que leemos en él es perfectamente aplicable a la sociedad actual, sociedad en la que se premia la incultura, sociedad en la que personajes que se vanaglorian de su poco conocimiento son ungidos como reyes del pueblo por medios de comunicación cuyo único interés es el del beneficio. Una sociedad en la que un analfabeto funcional puede llegar a ser presidente del estado más poderoso del mundo, y convocar una nueva cruzada contra el supuesto mal, mal que sólo habita en su deshabitada cabeza. Miles de muertos, miles de tumbas por cavar por la dicha de esa ignorancia que todos hemos fomentado.

Albarrán

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