martes, 1 de marzo de 2011

Breve introducción a los piratas de Salé en el siglo XVII

A principios del siglo XVII se esta produciendo un cambio de tendencia, con un incipiente desarrollo del corso en el Atlántico, debido al desarrollo del comercio. La conquista por los españoles de Larache y La Mamora en las primeras décadas del siglo XVII y la expulsión de los moriscos de la P. Ibérica harán que la ciudad de Salé se convierta en el principal puerto pirata marroquí.


De entre las comunidades moriscas que pasan al norte africano tras la expulsión, destaca la de los Hornachos extremeños. En 1609 pasaron a Tetuán donde el jeque Muley Cidan los asentó en Salé, con la intención de revitalizar el corso atlántico. El puerto se va a convertir en una de las ciudades corsarias berberiscas principales, superando en el XVII con creces a Túnez y Trípoli. En seguida se van a sumar a la empresa marinos ingleses u Holandeses, como Jan Jansz que, convertido al Islam en Argel con el nombre de Murad Rais, pasó a la ciudad marroquí en 1619 protagonizando en 1627 su famosa expedición a Islandia. En 1631 una escuadra de Salé atacó las costas de Baltimore. La ciudad dejó de someterse a los deseos de Muley Cidan y pasó a ser independiente en ese mismo año, por lo que los navegantes pasaban de ser corsarios a ser piratas. En numerosas ocasiones, se han usado las palabras corsario y pirata de forma indistinta, sin hacer diferenciación en ellas, cosa que no es correcta. Para más confusión, en la historia española se suele identificar con corsarios a los navegantes musulmanes de las ciudades magrebíes y con piratas a los navegantes de las monarquías del norte europeo que asaltaban los buques españoles en las costas americanas. En la documentación hispana, sólo se utilizará la definición de piratas en el Mediterráneo para referirse a los musulmanes que tras la conquista de la ciudad de la Mamora se trasladaron a Argel y a Salé en 1614. Lo cierto es que ambas expresiones guardan un significado diferente, aunque en las convulsas aguas mediterráneas de la Edad Moderna resultase difícil hacer una división clara entre en marino convencional, un corsario y un pirata, al menos en el plano práctico, ya que la casuística es inmensa. Para intentar comprender mejor el tema que se va a tratar, es necesario intentar realizar esta división y explicar la naturaleza de los corsarios. La principal diferencia entre piratas y corsarios es que los segundos eran reconocidos por un gobernante. La “patente de corso” eran concedidas por el maestre de una Orden Militar, un capitán General de la Armada, el beylerbey de una ciudad otomana, o los regidores de un presidio o una urbe costera. La patente obligaba a su poseedor a acatar y respetar los mandatos de la autoridad que se le había concedido. Entre otras cosas, tenía que rendir cuentas ante ella y entregar parte del botín en concepto de quinto real, así como respetar los pabellones de las embarcaciones confederadas al bando al que pertenece, aunque reservándose el “derecho de visita”, pudiendo apresar las mercancías y los viajeros de otra nación que en el barco se hallasen. Por su parte, el pirata no reconocía autoridad ninguna por encima de su propia voluntad.


Los moriscos de Hornachos son la casta dominante y organizan un diván de 16 miembros en el cual Murad Rais era el único extranjero. Como en Argel, va a haber un destacado cosmopolitanismo característico de las ciudades corsarias, con marinos holandeses, ingleses, franceses, irlandeses, turcos, portugueses, etc. Pero eso no significa igualitarismo. Los hornachegos son la casta dominante produciéndose escenas como la de la almoneda pública, donde llegaban estos moriscos y explicaban que tenían preferencia por saber si sus hijos se hallaban entre los cautivos. Señalaban entonces a varios de los esclavos, que por supuesto no conocían, y se los llevaban. En 1629 estalló una guerra civil en la cual los no hornachegos consiguieron cierta igualdad y en 1636, mediante un golpe de Estado, logran desbancarles. Muchos de esos moriscos huyeron a Argel o Rabat, pero en 1637 vuelven y logran tomar la alcazaba. Pero las luchas intestinas no habían terminado. Una de las facciones dominantes de Marruecos, los marabutos de Dila, ocuparan la ciudad en 1641. Tras la pérdida de la independencia Salé continuará practicando el corso, pero no con el mismo éxito y desarrollo.

Bibliografía: Corsarios Berberiscos, de Ramiro Feijoo, Los españoles y el Norte de África, de Mercedes García Arenal y Miguel Ángel De Bunes y Salé au XVIIe siècle, terre d’asile morisque sur le littoral Atlantique marocain, de Leila Maziane.

Javier Albarrán 

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